Acostumbrado a
recibir parejas en mi consulta, viendo las etapas de desamor, de
reencuentro, de dificultades de comunicación y de no darse cuenta de
lo que tienen, me cedido a involucrarme en una aventura que desde
luego quedará marcada en mi persona para el resto de mi vida.
No se bien que me
empujó a decidirme aunque creo que en realidad fue la mezcla de
varias cosas; mi incredulidad como sexólogo de la veracidad de lo
que veía en televisión, mi curiosidad como Antropólogo de ver como
se desarrollan contactos humanos de manera poco habitual y también
la posibilidad de encontrar a esa persona que todos y todas buscamos
en la vida. Sin duda fueron estas tres cosas las que me llevaron a
acudir al programa de televisión.
En
un mundo en el que cada vez existe menos el contacto personal, donde
los ordenadores se han convertidos en extensiones de nuestras propias
manos y nuestras propias mentes, en sustitutos de una sexualidad
real, en proyecciones imaginarias de lo que nos gustaría en la vida
convirtiéndolas en ciberilusiones que al final suelen terminar en
frustraciones emocionales, y en desconfianza hacia los demás.
Aparece un programa que te da la oportunidad de conocer personalmente
a alguien de otro lugar, con otra vida, con otras experiencias, a
modo que lo haríamos frente la PC pero en una realidad abrumadora
que muchas veces no nos damos cuenta que estamos perdiendo.
Las sensaciones
que se tienen son múltiples; nerviosismo ante lo desconocido,
curiosidad por ver a quien han elegido para ti, esperanza que sea con
lo que sueñas y pánico a que no sea lo adecuado para ti. Sea como
sea mi experiencia vital me ha enseñado a ser un caballero con la
persona ante todo, el respeto por delante, y nunca olvidar que la
otra persona está en la misma situación que tu.
Y funciona, claro
que funciona, hasta tal punto que lo recomiendo en mis terapias. Las
sensaciones son brutales, sentarse en la mesa con un desconocido o
desconocida sabiendo que la intención de ambos es entablar una
relación es fascinante.
Recuperar el
contacto, preguntar y que te pregunten sobre tus gustos, tus
aficiones, tus experiencias es como volver a conocer a la gente en la
calle, en un bar o donde surja sin necesidad de poner una máquina
por delante. Recuperar mis manos y salvarlas de un teclado, dirigir
la mirada hacia la otra persona que tienes delante y no a una
pantalla no tiene precio. Hacer uso del lenguaje no verbal, notar su
aroma o escuchar su voz es la mejor manera de que surja la famosa
“química” de la que tanto se habla.
Siempre estaré
agradecido de haber tenido la oportunidad de vivir esa experiencia, y
aunque no todo el mundo tiene la ocasión de ir a la tele, os invito
que salgáis a la calle, que volváis a la realidad y que recuperemos
los contactos verdaderos. Retomemos nuestra humanidad y daos la
oportunidad de lo afectivo, que seguro que hay alguien por algún
lado que es para tí.
Gracias Firts
Dates
Las citas virtuales también funcionan, no tienen tanta efectividad (según los datos) como las personales, pero yo ya tengo 7 años con mi chico, al cual conocí por internet y llevamos 4 de casados. Tan felices y tan enamorados como cualquiera que se haya conocido en un programa como First Dates o en una disco. Lo que puedo afirmar es que todos los momentos son válidos, sean virtuales o carnales, cuando el flechazo te toca, te toca. Saludos desde Bilbao.
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