lunes, 8 de febrero de 2016

¿POR QUÉ SON EXCITANTES LOS TATUAJES EN ALGUNAS PERSONAS?

En los últimos años los tatuajes se han convertido en algo más que una moda pasajera que los jóvenes lucían como quien se hace un corte de pelo según la moda del momento; pero lo cierto es que se han convertido en algo más, son partes de la personalidad, reflejos de situaciones críticas o momentos muy importantes de quienes los lucen. Pero no voy a entrar en por qué no tatuamos, aquí quiero hacer referencia al motivo por el que muchas personas sienten atracción hacia aquell@s que los llevan en su piel.
Desde luego de lo que no hay duda es que se trata de un rito compartido por muchas y muy diferentes culturas a lo largo de milenios, aproximadamente 5300 años que se le data a la momia  Ötzi, descubierta en un glacial totalmente tatuado. Lo cierto es que se trata de un rito que en los últimos tiempos han sido signos de diferentes tendencias, ya que durante el siglo XX, el arte corporal vivió distintas interpretaciones. En tiempos del nacionalsocialismo como señal de humillación, en la época punk como protesta y por último, como accesorio de moda principalmente.
Pero todo esto tiene un importante papel hormonal, ya que quien se hace un tatuaje pasa por el trance del dolor físico que en mucho caso libera endorfinas, si, hormonas de la felicidad que nos hacen sentir más seguros de nosotros mismo y estar más contentos con nuestro cuerpo (con esto no quiero decir que os fustiguéis ni que vayáis corriendo a tatuaros, ya que ha de ir unido al rito, sin significado personal no hay activación hormonal).
Pero, ¿y al que le gustan los tipos con tatuajes se les activa también esta estupenda hormona? Pues probablemente sí, saber que los tatuados son resistentes a ese dolor y verlos tan seguros de sí mismo puede activar nuestro cerebro y nuestras endorfinas  cuya producción es regulada por la glándula hipófisis: encefalinas, dinorfinas y ß-endorfina haciendo que nos motive esa persona, pasa lo contrario en situaciones de estrés que disminuyen estos niveles de endorfinas.
Así que podemos afirmar claro está que estos elementos decorativos son mucho más que modas para muchas personas, y que esa fortaleza que trasmiten, sea real o no, motiva mucho a muchas personas. A mi particularmente me encanta ver el brazo de un hombre tatuado, o el hombro de una mujer con algún bonito dibujo; ¿qué me decís de ese ejecutivo que le asoma el tatoo por el cuello de la camisa, como si quisiera ocultarlo pero a su vez indicando que debajo hay algo?
Considero que va más allá de un fetiche como a quien le gustan los uniformes, los pies o cualquier otra cosa. Aquí se unen rito con herencia histórica, fortaleza y dolor con seguridad e insinuación con deseo.
Por supuesto para gustos los colores y para motivaciones las que a cada cual le resulte más efectiva, ya que nuestro cerebro es único y no todos los receptores se activan con los mismos estímulos.
¿Y a vosotros os gustan los tatuajes?
F. Carlos Horrillo
Terapeuta sexólogo y antropólogo social en Alicante


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