¿POR
QUÉ SON EXCITANTES LOS TATUAJES EN ALGUNAS PERSONAS?
En los
últimos años los tatuajes se han convertido en algo más que una moda pasajera
que los jóvenes lucían como quien se hace un corte de pelo según la moda del
momento; pero lo cierto es que se han convertido en algo más, son partes de la
personalidad, reflejos de situaciones críticas o momentos muy importantes de
quienes los lucen. Pero no voy a entrar en por qué no tatuamos, aquí quiero
hacer referencia al motivo por el que muchas personas sienten atracción hacia
aquell@s que los llevan en su piel.
Desde luego
de lo que no hay duda es que se trata de un rito compartido por muchas y muy
diferentes culturas a lo largo de milenios, aproximadamente 5300 años que se le
data a la momia Ötzi, descubierta en un
glacial totalmente tatuado. Lo cierto es que se trata de un rito que en los
últimos tiempos han sido signos de diferentes tendencias, ya que durante el
siglo XX, el arte corporal vivió distintas interpretaciones. En tiempos del
nacionalsocialismo como señal de humillación, en la época punk como protesta y
por último, como accesorio de moda principalmente.
Pero todo
esto tiene un importante papel hormonal, ya que quien se hace un tatuaje pasa
por el trance del dolor físico que en mucho caso libera endorfinas, si,
hormonas de la felicidad que nos hacen sentir más seguros de nosotros mismo y
estar más contentos con nuestro cuerpo (con esto no quiero decir que os
fustiguéis ni que vayáis corriendo a tatuaros, ya que ha de ir unido al rito,
sin significado personal no hay activación hormonal).
Pero, ¿y al
que le gustan los tipos con tatuajes se les activa también esta estupenda
hormona? Pues probablemente sí, saber que los tatuados son resistentes a ese
dolor y verlos tan seguros de sí mismo puede activar nuestro cerebro y nuestras
endorfinas cuya producción es regulada
por la glándula hipófisis: encefalinas, dinorfinas y ß-endorfina haciendo que
nos motive esa persona, pasa lo contrario en situaciones de estrés que
disminuyen estos niveles de endorfinas.
Así que
podemos afirmar claro está que estos elementos decorativos son mucho más que
modas para muchas personas, y que esa fortaleza que trasmiten, sea real o no,
motiva mucho a muchas personas. A mi particularmente me encanta ver el brazo de
un hombre tatuado, o el hombro de una mujer con algún bonito dibujo; ¿qué me
decís de ese ejecutivo que le asoma el tatoo por el cuello de la camisa, como
si quisiera ocultarlo pero a su vez indicando que debajo hay algo?
Considero
que va más allá de un fetiche como a quien le gustan los uniformes, los pies o
cualquier otra cosa. Aquí se unen rito con herencia histórica, fortaleza y
dolor con seguridad e insinuación con deseo.
Por supuesto
para gustos los colores y para motivaciones las que a cada cual le resulte más
efectiva, ya que nuestro cerebro es único y no todos los receptores se activan
con los mismos estímulos.
¿Y a
vosotros os gustan los tatuajes?
F. Carlos Horrillo
Terapeuta sexólogo y antropólogo
social en Alicante
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